PAUTAS PARA UNA LEGISLACIÓN DESALIENANTE
María Mercedes Terrén
Presidenta de la Fundación Ser y Saber
Palábras de presentación del II Coloquio Internacional sobre
Antropología Filosófica In-sistencial Buenos Aires
Agosto de 1981
Bastaría simplemente leer los titulares de los periódicos de las principales ciudades del mundo u observar los noticieros televisivos de cualquier punto del planeta para rápidamente deducir que estamos inmersos en la cultura del caos, en una ausencia de valores, que ciertos intelectuales prefieren llamar “reemplazo” de valores. No coincido con esta última postura porque reemplazar tal cual lo indica el término es cambiar una cosa por otra y hoy no se observa ni siquiera se vislumbra cuál es el nuevo valor que suplanta al desplazado o ausente. Quizás esto sucede porque lo que en definitiva existe es el desconocimiento de la axiología y esto ocurre cuando el hombre se torna excesivamente egocéntrico y cae permanentemente en pecado de soberbia.
Sin lugar a dudas, esta actitud repercute en toda la actividad humana de la que no se escapa la ciencia. En Filosofía y Vida nos decía el Padre Quiles: “Ciencia y actividad son en el hombre esencialmente egocéntricas. Este tiene obligación de tender por sí mismo hacia un fin, que es precisamente su perfección y felicidad absoluta; debe ordenarlo todo hacia este último fin”...”Sólo alcanzan un pleno sentido y fuerza nuestras investigaciones, cuando va en ello algún punto vital para el hombre”.
He aquí el problema que da origen a este trabajo: cuando el hombre se aboca a la investigación y elaboración de una ciencia jurídica tiene en claro que el fin al que debe apuntar es la felicidad y la perfección, conoce al hombre para que a través de las normas que lo regulan en sociedad pueda enriquecer lo que Quiles llamó punto vital. La realidad de este momento histórico que nos toca vivir pareciera ir en contra de estos principios. Solemos escuchar a diario frases como: “la justicia está al servicio del gobernante de turno” “el interés político y su brazo jurídico fueron en contra de valores esencialmente humanos”. Todo esto ocurre por carecer de una filosofía orientadora y si esa filosofía es eminentemente humana es doblemente orientadora.
El autor que hoy nos convoca nos enseñó que el campo de experimentación más inmediato de la realidad humana, del origen y de la dirección de sus problemas es precisamente el propio yo y que el campo más inmediato de experimentación de la realidad en general, aún de la realidad del mundo exterior y de la realidad en sí es precisamente la realidad del propio yo.
Nadie duda que para legislar y aplicar justicia es necesario conocer la realidad del mundo exterior, lo que no está siempre claro es que para conocer esa realidad del mundo exterior debo conocer la realidad del propio yo, con todo lo que ello implica. Conocer el yo es conocer al hombre. En trabajos anteriores sobre temas análogos hemos desarrollado el tema de la esencia del hombre y todo lo que el Padre Quiles ha aportado a través de su obra especialmente en “Antropología Filosófica In-Sistencial” y “La Persona Humana”.
Aquí apuntaremos más a lo que se debe tener en cuenta a la relación del yo con el no-yo o el mundo y la sociedad.
Para legislar o impartir justicia no basta conocerse a sí mismo, es imprescindible conocer al otro y al juego entre los yo y los no yo y necesariamente plantearse la realidad del hombre; la distinción entre el hombre y los demás seres; la inteligencia y la libertad; la conciencia moral. Estos temas que forman parte de lo que ha dado en llamarse una “filosofía perenne” que en definitiva es la que nos confirma la existencia de ciertos valores humanos fundamentales.
Las legislaciones forman parte de la ciencia jurídica y ésta es una de las ciencias. El tema es que cualquier ciencia nos da la explicación inmediata de la realidad mientras la filosofía nos aporta las “últimas explicaciones” sobre la realidad y además es la ciencia coordinadora de todas las demás ciencias.
Nos dice el padre Quiles que después de la realidad y del conocimiento, vienen los problemas del “obrar” humano. El hombre debe desarrollar una actividad múltiple, pues la vida es acción. Entre estas actividades, la más característica del hombre es la que se refiere a las acciones que realiza como ser libre y con responsabilidad... Una vez realizadas estas acciones, tenemos conciencia que hemos obrado bien en unos casos y mal en otros. ¿Qué es aquello por lo cual algunas acciones las juzgamos buenas y otras malas? ¿qué es la conciencia moral? ¿qué es el juicio y la virtud? ¿qué es el derecho y la justicia?.
Todos estos interrogantes parecieran en este mundo de hoy estar ignorados o al menos desordenados en las mentes humanas. Bastaría preguntarse qué valores perennes de los que hemos hablado subsisten, qué conciencia moral nacional o internacional se ha mantenido. Asistimos a una realidad alienante donde los hombres están inmersos en una confusión tan profunda que las dudas surgen a cada momento y que a veces pareciera que la solución se torna imposible.
Creo que la antropología filosófica in-sistencial puede ayudar y mucho a resolver estos problemas y elaborar a partir de ella pautas para lo que he dado en llamar una legislación desalienante, entendida esto como normas no sólo jurídicas, sino también de vida, que ayuden a recuperar esos valores de los que antes hablábamos. Y esas pautas se basan en dos ciencias: la filosofía y la educación.
En primer lugar una legislación sin base filosófica carece hasta de rigor científico. En Filosofía y Vida el R.P. Ismael Quiles nos enseña que los problemas de la filosofía pueden agruparse en filosofía del conocer, del ser, y del obrar. La filosofía del conocer comprende sus leyes que corresponden a la lógica y el valor del conocer que hacen a la crítica. La filosofía del ser o metafísica puede ser general o sea la ontología o especial como por ejemplo la cosmología, la psicología, la teodicea y dentro de la filosofía del obrar ubica al arte o estética, a la técnica (filosofía de la técnica) y a la moral o ética.
Dentro de este planteo la primera pauta para lograr una legislación desalienante sería:
a) Que las leyes guardaran una estricta lógica.
b) Que quienes las elaboran tuvieran un profundo conocimiento filosófico sobre el ser entendido como la esencia última del hombre o sea un conocimiento metafísico-ontológico llevado a la práctica a través del conocimiento de la filosofía del ser en especial en este caso por medio de la jurídica o ciencia del derecho.
c) Que dicha legislación respetara sin condicionamientos ni tintes políticos los valores perennes fundamentales: la vida, la libertad, el honor, etc (lo que técnicamente se catalogan como bienes jurídicos protegidos).
Y como consecuencia de todo esto:
d) Las normas se elaborarían con una técnica adecuada, para no llevar a confusión lo dicho en a) b) y c)
Pero aquí no termina el problema. Si sólo apuntáramos a esto caeríamos en el mismo error que criticamos de los legisladores, juristas o políticos: ver un solo aspecto de la realidad.
La otra pauta para desalinear y quizás sea la primera hay que enfocarla desde la educación.
El legado del Padre Quiles es inmenso. A lo mejor, podríamos decir cuál de sus obras es la fundamental, pero sería muy difícil enumerar alguna de la no podamos enriquecernos. A quienes tenemos amor por el conocimiento su extensa bibliografía nos conmueve. Debo confesar a esta altura del trabajo que hace ya unos cuantos años, cuando era muy joven y leí “La Persona Humana” o “Antropología Filosófica In-Sistencial” quedé sorprendido por la profundidad de sus reflexiones y la complejidad de los temas a abordar. A lo largo del tiempo y con la natural madurez que traen los años, comprendí, después de haber leído otros autores, cuan claro y sencillo resultaba el lenguaje de Quiles para explicar los mismos temas que en otros se me aparecían intrincadamente oscuros. Sin embargo cuando pensé que nada me iba a sorprender tanto como los títulos mencionados, hubo una obra, que debiera ser de lectura obligatoria e insoslayable para todos aquellos que abordan la problemática de la educación, que por su minuciosa riqueza conceptual aunada a una enorme experiencia de vida en la actividad docente, resulta apasionante. Me estoy refiriendo a “Filosofía de la Educación Personalista”. Bastaría con leer su índice para apreciar que allí están desarrollados los temas esenciales que hacen al tema de la educación.
En sus primeras páginas nos ofrece un concepto pleno diciendo que “la educación es un proceso por el cual se desarrolla el ser humano orientándose hacia la mayor perfección en la propia línea de su ser” para luego aclarar que el término educación referido al hombre se usa en dos sentidos: como acción para que se cumpla el proceso de desarrollo y como el hecho mismo del crecimiento al ir adquiriendo mayor perfección humana, para concluir que tratándose del hombre la educación como acción está incluida en la educación como proceso.
De su definición sobre educación se deduce que el ser humano es imperfecto, (punto de partida) que ese proceso de perfeccionamiento debe ser intencionalmente dirigido (tránsito de un estado a otro) y que dicho proceso debe tender al ideal de perfección humana lo mejor posible (punto de llegada).
Cuando aborda el tema del sujeto de la educación: el hombre, habla de la esencia de la educación e in-sistencia, afirmando que la fidelidad a la estructura original de la esencia del hombre, “estar en sí” (ya se entienda como in-sistencia-ser o in-sistencia-conciencia) es la condición de todo resultado positivo del proceso de la educación…
Al principio metafísico orientador del proceso educativo que lo apoya en la in-sistencia lo divide en dos aspectos: óntico y lógico. El primero referido al orden del ser y el segundo al orden del saber, de lo que se deduce que la educación es un proceso que apunta a saber más para ser más.
Al comienzo de esta exposición nos hemos referido a la relación del yo con el no-yo o el mundo y la sociedad. El proceso educativo, tal cual lo hemos enunciado es perfeccionamiento, partiendo de la imperfección y del conocimiento de uno mismo y de los demás. El docente debe conocerse asimismo y a los otros yo y no-yo, suyos y de sus alumnos. Es esencial para lograr destrabar ese fenómeno de alienación que invade este tercer milenio, que cada persona sea educada intencionalmente hacia ese conocerse asimismo y a los demás. Sólo así lograremos hombres con elevado espíritu crítico y profundo poder de reflexión. Conocerse asimismo conlleva a conocer a los otros, a la sociedad, a mi relación con Dios. Si cada rol o función que cumplamos dentro de la familia o la sociedad no está basada en conocimiento cabal de sí mismo y del otro, dicha función será indefectiblemente ineficiente. Pero ese conocimiento no es mágico ni improvisado, sino que resulta de ese largo proceso que comienza con el nacimiento y que termina con la muerte: el proceso educativo. Aludimos también a la responsabilidad de los hombres que hacen la ciencia del derecho, los responsables de elaborar y hacer cumplir las normas que nos ayuden a desalinearnos. Es vital que la educación que los vaya formando apunte al conocimiento de la esencia o centro interior de sí mismos y de los otros, de sus yo y sus no-yo. Sólo así sabrán más para ser más y mejores.
Estamos invadidos y a veces subyugados por lo mediático. Sin duda, este proceso es la antítesis de ello. No se logra con uno o varios flash informativos o propagandísticos. Un largo camino en busca de la verdad desde los sí mismos mejorará el nivel de resultados. Cuanto más adecuada (vale decir en este caso más perfeccionada) sea la formación de cada una de las personas que componen una sociedad más fácil resultará para ellas evitar la alienación, exigir y hacer respetar sus derechos fundamentales y más aún, elegir los mejores sistemas y los hombres más probos para que los representen.
Entiendo que en esto reside lo que el Padre Quiles llamó la educación esencial del hombre y aquí nos enseña los tres términos que expresan el modo propio del ser del hombre, por ser persona, por ser in-sistencia, por ser “centro interior”. Estos términos son: la autoconciencia, el autocontrol y la autodecisión, tres conceptos esenciales a la personalización.
Los educadores debemos tomar conciencia de la importancia esencial, primaria y permanente de formar a los educandos en la autoconciencia, llamar al educando para que se dé cuenta de sí mismo y que esté en sí mismo en cada momento de su actividad y esto se proyectará sin duda en la educación integral, uno de cuyos aspectos fundamentales es el sentido social o la relación con el prójimo.
El autocontrol es la tendencia óntica a tomar las riendas de sus propias energías. Sin este autocontrol las energías brotarían y actuarían en forma ciega e irresponsable.
Por último la autodecisión pertenece al mundo del actuar y ese actuar debe provenir o estar basado en la autoconciencia y autocontrol, es un actuar desde sí desde el centro interior o in-sisten cia.
Dice nuestro autor “Cuando uno se dirige desde dentro, desde sí, por autodecisión, actúa verdaderamente conforme a su ser como persona, de lo contrario está alienado, dirigido por otras fuerzas externas, lo que es la negación de la esencia de la persona. En tal caso, siendo persona, no actúa como tal, y por tanto su ser persona se empobrece y desintegra “como si” fuera un ser inferior; en cambio, cuando por autodecisión actúa desde sí, su ser persona se nutre más de la vida interior, se enriquece y fortalece como tal”.
He aquí el desafío. Desde este lugar de reflexión quisiera decir que no nos dejemos dirigir por otras fuerzas externas, que auto-decidamos, que enseñemos a auto-decidir, que quienes deban hacer una legislación partan de sí mismos, auto decidan sin estar alienados por ser dirigidos por otras fuerzas externas, que conozcan los otros sí mismos, destinatarios de sus normas. Sólo así emprenderemos el camino hacia una sociedad mejor, más justa y algo más perfecta.
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COLOQUIO IX
IX Coloquio Internacional Presencial-Virtual 2004-2005 La Antropología In-sistencial frente a la alienación del siglo XXI.
Primera Etapa Presencial • Buenos Aires 16-17 de junio de 2004Ver Ponencia I • Pautas para una legislación desalienante
HORACIO GIGLI
Fundación Ser y Saber, Buenos Aires.
Ver Ponencia II • El tema quilesiano de persona humana en el marco de la enseñanza de la ciencia geográfica
PABLO GABRIEL VARELA
Universidad del Salvador, Buenos Aires.
Ver Ponencia III • El problema de la especialización. Una respuesta a partir de la pedagogía de Ismael Quiles, S.J.
JORGE MARTIN
Universidad del Salvador, Buenos Aires.
Ver Ponencia IV • Espiritualidad e In-sistencialismo
Pbro. JOSÉ IGNACIO FERRO TERRÉN
Fundación Ser y Saber, Buenos Aires.
Ver Ponencia V • La in-sistencia y el desarrollo de la interioridad para la superación de las distintas formas de alienación
MARÍA VICTORIA RULLÁN MIQUEL
Zaragoza, España.
Ver Ponencia VI • La filosofía in-sistencial enfrenta los desafíos de la educación actual
CELIA GEMIGNANI DE ROMANI
Universidad del Salvador, Buenos Aires.
Ver Ponencia VII • Hacia la recuperación del sentido de la historia. Historicidad y tiempo en la Antropología In-sistencial
ALEJANDRO POWTER
Universidad del Salvador, Buenos Aires.
Ver Ponencia VIII • La historia y la filosofía in-sistencial en el mundo actual
ETHEL BORDOLI
Buenos Aires.
Ver Ponencia IX • La experiencia in-sistencial y la unidad del hombre. La interioridad como camino hacia la unificación del hombre ante las disociaciones propias del siglo XXI
MARIELA MARONE DE POWTER
Universidad del Salvador, Buenos Aires.
Ver Ponencia X • Filosofía In-sistencial: bases para una Estética de la unidad
MARTHA PÉREZ DE GIUFFRÉ
Universidad del Salvador, Buenos Aires.
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