CONCLUSIONES

Jorge L. Martin

   A modo de conclusión de este encuentro, señalamos algunas reflexiones finales sobre las ponencias que hemos escuchado:

1. Todos los investigadores coinciden en afirmar la gran semejanza que se encuentra entre las concepciones de Ismael Quiles y Juan Pablo II.

2. El núcleo de estas coincidencias radica en la antropología filosófica que subyace en ambos autores.

3. El punto de partida de la reflexión filosófica es, en ambos casos, el autoconocimiento, la búsqueda del descubrimiento de la propia esencia.

4. La metodología utilizada para lograr esto es la conjugación de la fenomenología con un realismo metafísico.

5. El hombre se descubre a sí mismo, a través de una doble experiencia, interior y exterior, contemplativa y activa, como una unidad dinámica, contingente e histórica.

6. El desarrollo de la interioridad se prolonga en una perspectiva trascendente. El hombre se reconoce como persona, como <imagen de Dios>. Aquí radica su dignidad; y todas las posturas antropológicas que niegan o desconocen esto, son posturs reduccionistas que falsean la verdadera naturaleza humana.

7. El autoconocimiento implica necesariamente el conocimiento de Dios, a la vez trascendente e inmanente a la criatura. El Ser Absoluto, misterio supremo para el hombre, se manifiesta como la realización plena de la Unidad, de la Verdad y de la Belleza.

8. La creación, natural y artística, como belleza sensible, es símbolo del misterio y apertura hacia lo inteligible trascendente.

9. El hombre, como ser temporal, dinámico y libre, debe realizarse en la existencia concreta. La persona debe asumir, desde su interior, la responsabilidad ética que supone su hacerse continuo.

10. <Dios es Amor>. Y sólo cuando el ser humano actúa conforme al amor divino, es auténtico, conquista su libertad y se realiza plenamente. El hombre, con esfuerzo y alegría, debe aspirar a realizar su futuro escatológico.