ACERCA DE LA HISTORIA
Aproximación al pensamiento histórico de S.S. Juan Pablo II y el P. Ismael Quiles S.J
Ethel I. Bordoli
Debo, ante todo, hacer algunas observaciones acerca del contenido y el
título de este trabajo. No me fue fácil tomar una decisión
que fuera acertada y, por lo tanto, aceptable al respecto. Traté
de ser consecuente con mis conocimientos no muy profundos, objetivamente
hablando, sobre dos personas del nivel espiritual, intelectual y humano
del papa Juan Pablo II y del P. Ismael Quiles S.J. y fiel a mi especialidad
y preferencias para dar continuidad a lo tratado en el coloquio anterior.
Por eso, elegí mantenerme en la ruta de la historia, sin proponerme,
en ningún momento, hacer un estudio acabado del tema y aún
menos establecer comparaciones que serían, en muchos casos, forzadas
y, como tales, artificiosas. Sólo intenté, utilizando una
expresión del historiador Natalio Botana en su ensayo “El
siglo de la libertad y el miedo” emprender un “viaje paralelo”
que me permitiera encontrar algunas coincidencias y también divergencias
en el pensamiento histórico y la acción en la historia de
figuras tan destacadas del cristianismo y de la humanidad en el siglo
XX. Botana transcribe – para justificar su cautela y precaución
en el abordaje de un tema por demás arduo y complejo como es el
siglo XX – una feliz observación de Miguel de Montaigne,
quien en sus “Ensayos” dice que prefería permanecer
en la orilla de un “vado” filosófico o literario si
lo encontraba demasiado profundo para su estatura. Esta observación
me tranquilizó y permitió decidir que sólo con cautela
y precaución como hizo Botana y con humildad, agrego, es posible
APROXIMARSE a la riqueza histórica de pensamiento y de vida de
WOJTYLA y QUILES.
Concepción antropológica
Ambos insertan su concepción histórica y su actividad en
la historia en sus respectivas Antropologías Filosóficas.
En la vasta obra escrita de Karol WOJTYLA, producto de una formación
intelectual esmerada en los campos de la teología, la filosofía
y el arte, de su profundo espíritu religioso y de un celo apostólico
intenso, el estudio “Persona y Acción” (Cracovia, 1969)
es la exposición más completa, aunque no la única,
sobre el problema del “hombre” o del ser humano concebido
como “persona” que, según la tradición cristiana,
fue hecho a imagen y semejanza de Dios y se distingue de la otra realidad
que lo rodea para ser consciente y responsable. En WOJTYLA, sin embargo,
esta concepción cristiana tradicional acerca del hombre–persona
adquiere nuevas formas, que son las que tienen una significación
muy especial para la ética y a mi criterio, para conocer el pensamiento
histórico y comprender, aún más, su prodigiosa actividad
histórica. En efecto, WOJTYLA considera que siendo la acción
el “elemento irreducible fundamental del hombre”, el problema
del hombre-persona sólo puede ser enfocado desde el punto de vista
de la persona en acción. Aquí acción
es experiencia, ya que implica siempre la intervención
directa del conocimiento en relación con el objeto y la puesta
en marcha por medio de la voluntad. Acción es en el pensamiento de Karol WOJTYLA
la actuación consciente, deliberada del hombre-persona caracterizada
por la intención y la premeditación, que el hombre ejerce:
1º) sobre sí mismo, hacia adentro, en su propio yo, la que
le permite captar la plenitud de su subjetividad – la más
rica y compleja de todas las experiencias, sin la cual es imposible cualquier
otro conocimiento del exterior y 2º) sobre todos los demás
hombres que están en relación cognoscitiva directa con él
– capacidad ésta de interacción con otros seres humanos
específica del hombre que permite “la creación de
un mundo de vida, comunitario y social, dentro del cual pueden realizarse
plenamente las posibilidades de las existencia humana”. La repetición
de las experiencias en la vida de cada hombre y de todos los hombres –
fruto del devenir humano- pone de manifiesto el dinamismo propio de la
persona y su potencialidad para la creación de una enorme riqueza
de acciones individuales y sociales.
También en el P. Ismael QUILES y en su creación, la filosofía
in-sistencial, se encuentran los conceptos necesarios para comprender
su pensamiento histórico. El P. QUILES orientó su labor
filosófica, resultado de una larga trayectoria religiosa y de profundos
estudios en la materia, a la búsqueda de la esencia originaria
del hombre- su estructura más simple y fundamental, gracias a la
cual es posible explicar las restantes estructuras humanas y su compleja
actividad - que halló finalmente en un centro interior al que llamó
in-sistencia porque es permanencia. Un análisis del in-sistencialismo
permite hacer un interesante paralelo con el pensamiento filosófico
de Karol WOJTYLA. Como en este pensamiento, el in-sistencialismo descubre
al hombre como un ser con autonomía ontológica, pero mitigada
por su contingencia esencial y su participación en la materia;
dotado de inteligencia y libertad; capaz de ensimismarse, de autoconocerse,
de volverse sobre sí mismo en un acto de reflexión perfecto;
de tener conciencia de sí mismo, pero que no puede permanecer incomunicado
con los demás. El hombre en el in-sistencialismo está “en
el mundo” y “con el mundo”.
Historia y concepción antropológica
QUILES elaboró un sólido estudio sobre la historia que
forma parte de su obra antropológica fundamental, la “Antropología
Filosófica In-sistencial”. En este estudio la historia es
parte de la propia esencia del hombre. El hombre es un ser esencialmente
histórico. “La temporalidad del ser in-sistente es tan profunda
que no dudamos en llamarla `esencial´. In-sistencia y tiempo, in-sistencia
e historia están por naturaleza unidos”. Cambio e historia
son el producto de la contingencia porque el hombre es “in-sistencia
encarnada”, “en materia”.
Por el contrario, el pensamiento histórico de Karol WOJTYLA sobre
el cual no ha elaborado ninguna exposición sistemática ni
establecido relación alguna con su antropología filosófica
– se encuentra disperso en sus numerosos trabajos escritos, en muy
pocos expuesto explícitamente como en “Memoria e Identidad”,
en la mayoría subyacente en el contenido, en el espíritu
y en la forma de los textos, si bien todos revelan la dimensión
esencial que para él tenía la historia. Nada en ellos es
ajeno a la historia, aunque no use el término o lo haga escasas
veces, porque toda la vida de Karol WOJTYLA es una obra de la historia
que protagonizó o de la que fue testigo y cuyo conocimiento es
imprescindible para comprender su pensamiento histórico.
“Polaco y ecuménico” son los gentilicios que utilizó
un artículo periodístico publicado en ocasión de
su muerte, que mejor contienen su acción histórica
en las dos vertientes que él mismo señaló en “Persona
y Acción”. “Polaco” porque es en Polonia, su
país natal –sometido desde hacía varios siglos a las
dramáticas vicisitudes de las guerras repetidas y a sucesivas divisiones
y uniones territoriales y étnicas, pero con una tradición
histórica y religiosa sorprendente – en la que es necesario
buscar las raíces de lo que Karol WOJTYLA fue en su vida. El amor
a la tradición, la gran valoración y el respeto del pasado,
el patriotismo, las ansias de saber, la religiosidad, la profundidad de
las creencias y la firmeza de las propias convicciones, el compromiso
político en su defensa, el anhelo de libertad y la lucha por los
derechos de los hombres y de los pueblos nacieron y se desarrollaron en
esta nación de Europa oriental, ajena casi por completo al mundo
occidental, sobre la que cayeron los mayores horrores del siglo XX: la
ocupación nazi, primero y la dominación soviética,
después. En Polonia, sin embargo, sólidos lazos unían
a la cultura polaca con la Iglesia, que era el baluarte del patriotismo
y “la voz muda de cualquier oposición persistente”.
Aquí fue donde Karol WOJTYLA formó su personalidad excepcional
y donde sintió despertar su vocación religiosa y aquí
también fue donde realizó su carrera sacerdotal y consolidó
sus principios doctrinales y morales mediante la meditación, la
oración continua y el estudio constante y se preparó para
nuevas empresas: su participación en el Concilio Vaticano II, el
desempeño de las altas jerarquías eclesiásticas y
el Papado. “Ecuménico” a partir de 1978 cuando fue
elegido Papa e hizo del mundo su nueva patria, a cuyos más remotos
lugares llevó el mensaje de Cristo. “Ecuménico”
toda vez que oró y trabajó por la paz, denunciando guerras
y amenazas de guerra e interviniendo diplomáticamente, cuando era
necesario, y cuando proclamaba que “el recurso a las armas para
dirimir controversias representa siempre una derrota de la razón
y del humanidad” (J.P.II. Su testamento, p. 64); cuando entabló
un diálogo interreligioso con judíos y musulmanes en busca
de un mundo más justo y solidario; cuando, haciendo uso de su notable
habilidad política, concentró todos sus esfuerzos en la
caída del imperio soviético y del comunismo en Europa oriental,
y en particular en su Polonia natal, tarea que sentía providencial;
cuando advirtió severamente en sus encíclicas “Sollicitudo
Rei Socialis” (1978) y “Centisimus Annus” (1991) sobre
los males del capitalismo global, salvaje y deshumanizante, que arrojaba
a centenares de miles de hombres a la marginación social, sin la
menor protección del Estado; cuando, haciendo una autocrítica
de la Iglesia, pidió perdón con humildad por pecados cometidos
durante dos milenios y cuando enfrentó a las nuevas tendencias
desestabilizadoras de la sociedad moderna: el relativismo, el materialismo,
el consumismo, la tecnolatría, el hedonismo, la desacralización
del hombre y de las naciones y toda otra forma de alejamiento de los principios
cristianos. “Ecuménico”, en fin, cuando envejeció,
agonizó y murió ante la humanidad, dándole una lección
de vida.
Pensamiento histórico:
Es en este aspecto en que las líneas paralelas se acercan más
y en que, en muchos puntos, hasta llegan a superponerse. En efecto, casi
no se observan divergencias en los conceptos formulados por QUILES y WOJTYLA
respecto de la historia, salvo las que son propias de obras de géneros
distintos, con objetivos, vocabulario y redacción diferentes.
Debo aclarar que, en la mayoría de los casos, he preferido la
trascripción directa de los textos seleccionados para preservar
la riqueza conceptual de su contenido y la claridad de su forma. Sin embargo,
porque así me lo exige la extensión del trabajo, sólo
haré referencia a los conceptos que, por ser los más significativos,
son suficientes para aproximarnos al pensamiento histórico de ambos,
aunque es justo señalar que un estudio exhaustivo debería
incluir también otros como: patria, patriotismo, nación,
estado, justicia, verdad, responsabilidad a los que se refiere WOJTYLA
y memoria, intencionalidad, compromiso, conocimiento vulgar y conocimiento
científico en QUILES.
Karol WOJTYLA e Ismael QUILES coinciden:
•
en considerar al hombre como el único “creador”
o “hacedor” de la historia. “El hombre
es el creador de su propia historia y de su civilización (K.W,
Memoria e Identidad). “Esta historia sólo puede ser obra
del espíritu, por ello el hombre es el único que hace
historia porque es el único portador de espíritu en el
mundo” (I.Q, A. F. I)
•
en tratar la historia casi exclusivamente como todo lo
que el hombre “hace” o “crea” en el tiempo,
ubicándose en consecuencia en el plano histórico
de “lo histórico” (Aznar, Luis. Los
cuatro Planos de la historicidad: p. 374 – 374). Las numerosas
y repetidas referencias a hechos históricos en las obras de Karol
WOJTYLA, presentados en forma de sucesión para explicar la raíz
de los acontecimientos del presente o del pasado inmediato o los admirables
contextos con los que intenta dar sentido a esos mismos acontecimientos,
son un ejemplo de este criterio.
•
en reconocer la posibilidad que tiene el hombre de objetivar
la historia como resultado de su actividad consciente, lo que
le permite hacer “historia, pero entendida como
la “actividad lógico-gnoseológica mediante la cual
el historiador puede reconstruir y comprender los hechos específicamente
humanos del pasado” (Aznar, L. Idem). “ Las naciones, como
los individuos están dotados de memoria histórica”,
expresa sencillamente WOJTYLA. “Por eso es necesario”, continúa,
“que la conserven por escrito […] La historia de las naciones,
objetivada y puesta por escrito, es un elemento esencial de la cultura:
el elemento esencial de la identidad de la nación en su dimensión
temporal”. En la filosofía in-sistencial la objetivación
histórica está relacionada con el problema antropológico
de la conciencia y, en este caso, de la conciencia histórica,
pero QUILES reconoce que “el hombre puede proyectar fuera de sí,
de su propia interioridad, su propio proceso histórico y contemplarlo,
solidario con el proceso de la historia universal. Es decir, reconoce
que el hombre también puede hacer “historia”.
•
en afirmar que la historia es tiempo y que el hombre
es un ser histórico con duración temporal que puede situarse
en el tiempo y adquirir conciencia de su temporalidad e historicidad.
“El hombre es un ser histórico porque es in-sistencia encarnada
y, como tal, es contingente. Es la materia la que le imprime al hombre
duración temporal y convierte a la historia en una de las coordenadas
de la historicidad del hombre. Sólo un ser temporal y contingente
puede estar en la historia, ser y hacer historia”, explica QUILES.
WOJTYLA también hace referencia a la condición temporal
del hombre. En la “Carta a los Ancianos” les dice: “El
hombre está sumido en el tiempo: en él nace, vive y muere.
Con el nacimiento se fija una fecha, la primera de su vida, y con su
muerte otra, la ultima. Es el alfa y la omega, el comienzo y el final
de su existencia humana”.
•
en concebir el tiempo, la duración humana como un proceso.
QUILES define la historia – lo histórico, por supuesto-
como “la sucesión de acontecimientos en el tiempo con cierta
conexión óntica entre unos y otros, en cuanto unos se
originan en los anteriores y son la culminación de todo un proceso
anterior. Caracteriza este proceso inevitablemente concatenado,
que es el producto de la libertad humana, como un diálogo de
cada uno de los instantes de la historia con los demás, como
el diálogo del presente con el pasado y con el futuro que da
sentido a cada etapa y a la totalidad del devenir histórico.
WOTJYLA coincide plenamente. En una de las homilías dirigidas
a los universitarios les dice: “la construcción del futuro,
como es lógico, se hace día tras día en el presente.
Cada acción humana, cada decisión pone en movimiento un
sistema de hechos interrelacionados que siguen su propia
dinámica y van conformando aspectos concretos de la vida personal,
familiar, social. Ahí se gesta el futuro: miles de instantes
sucesivos de tiempo presente, que pasan sin detenerse”.
•
en asegurar que la libertad es la condición
esencial de la historia. “la historia sólo puede tener
como escenario la libertad que es, según QUILES, la capacidad
que tiene el hombre de autodeterminación cabal, de posesión
de sí mismo”, de la que depende el hombre, según
WOJTYLA, para “la dinamización de su sujeto”.la libertad
es la capacidad interior que “necesariamente presupone en el hombre
la conciencia de su propia subjetividad y autonomía, de su posibilidad
de decisión en el curso de los acontecimientos y de compromiso
dentro del acontecimiento histórico”.
•
en fin, en creer que el proceso histórico apunta a la
trascendencia, que tiene un principio y que avanza –
que progresa- hacia una meta que trasciende los límites temporales
de la historia porque la vida humana no concluye con la muerte, sino
que está abierta “hacia un último acabamiento en
Dios”. “Cristo”, ha dicho WOJTYLA, “es el que
ha aceptado toda la realidad del morir humano. Y, precisamente por eso,
es quien ha realizado una inversión fundamental en el modo de
entender la vida. Ha mostrado que la vida es un tránsito, no
sólo hacia la muerte, sino hacia una vida nueva (…) Sólo
esta concepción de la vida da su plena importancia a todos los
problemas de la realidad temporal (…) Una cosa es segura: esa
concepción de la vida no permite encerrar al hombre en las cosas
temporales [ ] Es decisiva para su libertad. En definitiva, Cristo tiene
la clave de la historia”. (A los universitarios, p. 32-33)
Bibliografía
• BERNSTEIN, Carl y POLITI, Marco. Su Santidad; Juan Pablo II y la historia
oculta de nuestro tiempo. Norma.
• BUJAH, Adam y MIECZYSLAW, Malinké. Juan Pablo II; historia de
un hombre. Planeta.
• QUILES, Ismael P.S.J Antropología Filosófica In-sistencial.
Depalma
La persona humana. Depalma
Filosofía de la educación personalista.
Depalma.
• MARIN IBAÑEZ, Ricardo. El pensamiento del P. Ismael Quiles S.J.-
E.U.S
• WOJTYLA, Karol. Persona y acción. B.A.C
Memoria e Identidad. Conversaciones al filo de dos milenios.
Planeta.
A los universitarios. EUNSA
El Papa. Su Testamento. San Benito.
Carta a los ancianos. San Pablo.
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COLOQUIO IX
Simposio de Antropología comparada Karol Wojtyla – Ismael Quiles SJ
Segunda Etapa Presencial • Buenos Aires, 13 de Octubre de 2005Ver Ponencia I • La unidad de la persona como condición de posibilidad de la percepción de la belleza
MARTHA PÉREZ DE GIUFFRÉ
Universidad del Salvador, Buenos Aires.
Ver Ponencia II • El conocimiento de sí mismo como fundamento de la reflexión filosófica
ALEJANDRO POWTER
Universidad del Salvador, Buenos Aires.
Ver Ponencia III • El Amor como principio fundante del existente humano
MARIELA MARONE DE POWTER
hr>
Universidad del Salvador, Buenos Aires.Ver Ponencia IV • La libertad, la belleza y el amor en Ismael Quiles y Karol Wojtyla
MARÍA VICTORIA RULLÁN MIQUEL
Zaragoza, España.
Ver Ponencia IV • La libertad, la belleza y el amor en Ismael Quiles y Karol Wojtyla
MARÍA VICTORIA RULLÁN MIQUEL
Zaragoza, España.
Ver Ponencia V • Acerca de la historia - Aproximación al pensamiento histórico de S.S. Juan Pablo II y el P. Ismael Quiles S.J
ETHEL BORDOLI
Buenos Aires.
Ver Ponencia VI • La base antropológica en la ética en I. Quiles Y K. Wojtyla
JULIO RAUL MENDEZ
Universidad Nacional de Salta • Universidad Católica de Salta.
Ver Ponencia VII • Persona y accion de Karol Wojtyla, visto desde la perspectiva del R.P. Dr. Ismael Quiles, S.J.
CELIA GEMIGNANI DE ROMANI
Universidad del Salvador, Buenos Aires.
Ver Ponencia VIII • Conclusiones
JORGE MARTIN
Universidad del Salvador, Buenos Aires.
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